Gadamer sobre el círculo de la comprensión
Por Catalina Núñez Saballa
Para Gadamer (1992), la
regla hermenéutica debe comprenderse, ante todo, desde lo individual y lo
individual desde el todo, esto procede desde la retórica antigua y debió pasar,
a través de la hermenéutica moderna, a partir del arte de hablar hacia el arte
de comprender. Pero comprender algo sólo puede ser posible a partir de lo que ya
se ha comprendido previamente, y es precisamente en este punto donde radica la
estructura circular de la comprensión humana de la cual se ocupa la
hermenéutica filosófica correspondiente a Gadamer. Éste filosofo logra mostrar
los prejuicios que constituyen el horizonte histórico-temporal de la tradición
a la cual nos arraigamos, cuya fundamentación y constitución parece abrirse a
nuestra autentica comprensión (p.63).
Según afirma este
pensador alemán, dicho fenómeno pudo ser tomado en cuenta y conocido a
profundidad gracias al aprendizaje de lenguas extranjeras. Y por ello, ratifica
que se debe construir una frase antes de pretender comprender las distintas
partes que componen esta frase en su significación lingüística, pero este
proceso de construcción se encuentra ya gobernado por una expectación ligada a
un contexto anterior, aunque es factible modificar esta expectativa si el texto
así lo requiere. Lo anterior mencionado corresponde a readaptar la expectativa
y hacer confluir el texto en la unidad de un pensamiento desde otra expectativa
de sentido. Es de esta manera que el movimiento de la comprensión posee un
movimiento que va del todo a la parte y desde la parte se genera una vuelta hacia
el todo.
Schleiermacher pudo
distinguir este círculo hermenéutico de la parte y el todo en su vertiente
objetiva y subjetiva, y vislumbró también la forma en la que la palabra
pertenece al conjunto de la frase, la frase a cada texto, y el texto es a su
vez al cúmulo de la obra de un escritor, la cual pertenece al conjunto del
género literario o de la literatura correspondiente. De esta vinculación,
Dilthey señala que se trata de una “estructura y una concentración en un
punto medio”, a partir desde el cual es posible que se genere la
comprensión del todo. En este mundo que se transfiere al mundo histórico lo que
siente es un principio de la interpretación, esto quiere decir que es
preciso entender un texto a partir de él mismo (Gadamer, 1992, p.64).
La tarea de la
hermenéutica entonces corresponde a dilucidar el milagro de la comprensión, el
cual no es una comunión misteriosa de las almas, como bien señala el autor,
sino que corresponde a una participación en el significado común. En el círculo
descrito por Schleiermacher tampoco se capta el núcleo de la cosa,
aunque es tarea de todo entendimiento y toda comprensión tener el acuerdo en la
cosa. Es por esto mismo que la noción de círculo hermenéutico no poseía una muy
buena prensa, debido a que su imagen parecía ser bastante ominosa. Y esto se asocia
ante todo con la “rehabilitación de los prejuicios” que plantea Gadamer
con un énfasis un tanto desmedido en la importancia del pasado.
Pero es justo en este
punto en donde se analiza que Heidegger realiza un llamado para dejar de ver
las circularidades como un vicio lógico y dedicarse a entrar en ella resuelta y
adecuadamente, aunque esto suena un poco a exhortación decisionista. Ahora
bien, el análisis realizado por Heidegger no sólo saca a la luz la estructura
circular de la comprensión humana, sino que saca a relucir el hecho de que allí
se encierra la posibilidad misma de conocer (Gutiérrez, 2000, p.133).
La actitud que se debe tener frente al círculo
de la comprensión no puede ser de rechazo dogmático, pero tampoco puede ser de una
aceptación a regañadientes. Este círculo se encuentra en el centro de toda
experiencia, y, por ende, de todo conocimiento. Para hacer relucir aquello, Gadamer
se encarga de seguir la huella trazada por el análisis que corresponde a
Heidegger, y plantea que la circularidad de la comprensión se manifiesta en el
hecho de que, en la historia, en la filosofía o el arte, por ejemplo, el
intérprete que no se ubica frente al texto o a la obra con la fría distancia de
quien se enfrenta a algo ajeno y separado de él, sino que debe estar presente
la profunda intuición de poder reconocerse a sí mismo en ello, saber que le
pertenece antes de comprenderlo plenamente, esto es finalmente lo que
posibilita la comprensión de la obra o del texto (Muñoz, 2001, p. 51).
Por lo mismo, la reflexión
hermenéutica de Heidegger no se caracteriza por la demostración de la
existencia del círculo, sino que se destaca por la afirmación de que este
círculo posee un sentido ontológicamente positivo. La descripción como tal
convencerá a cualquier intérprete que sepa lo que hace, y es por ello que
Gadamer indica que toda interpretación correcta debe guardarse de la
arbitrariedad de las ocurrencias y de la limitación de los hábitos mentales
inadvertidos a fin de fijarse en las cosas mismas. Por ende, quién intenta
comprender un texto está realizando siempre un proyecto y anticipando un
sentido del conjunto, una vez que aparece un primer sentido en el texto, este
sentido se manifiesta a su vez debido a que leemos del texto con ciertas
expectativas sobre un determinado sentido.
Pero la comprensión del texto consiste en la elaboración de este
proyecto, el cual debe estar siempre sujeto a una revisión como resultado de
una profundización que se le debe dar al sentido (Gadamer, 1992, p.65).
Respecto a esto, se podría
decir que lo que se ve desde un punto de vista objetivamente científico
significa un juicio libre de presupuestos y valores y, por ende, se
transformaría en una condición positiva del comprender, y por consiguiente, se
estaría poniendo sobre la mesa la estructura constitutiva de toda experiencia
autentica. Entonces no resulta exagerado afirmar, a partir de lo leído en
Gadamer, que el núcleo de la hermenéutica filosófica, es decir, el motivo
primero y último de su tarea debido a la circularidad de esta relación es la
que da origen al problema de la comprensión y es justamente allí donde radica
la clave para resolver la cuestión de su pretensión respecto a la verdad.
Cabe destacar que la
hermenéutica filosófica tiene en el círculo de la compresión su razón
fundamental. Según el autor, con el círculo
sale a la luz el carácter temporal de la existencia humana la cual se muestra
como un proyecto cuyas posibilidades siempre están históricamente
determinadas. Y como bien dice
Heidegger, el hombre es un ser que gesta su propio Ser a partir de lo “ya
sido”. Ahora bien, Gadamer admite que
reconocer la historicidad del ser humano es reconocer su propia necesidad de
pertenencia a una tradición determinada, ante lo cual Heidegger afirma a su vez
que el ser humano se ha ido familiarizando y creciendo en una interpretación
usual del existir, y que dentro de ella se comprende en forma inmediata y
dentro de ciertos límites, constantemente.
Dicho de otra forma, la
tarea hermenéutica se convierte y aparece siempre como un planteamiento
objetivo, de manera que la empresa hermenéutica alcanza un suelo firme donde
pisar. Por lo mismo, quien intente comprender un texto no se abandonará sin más
al azar de la propia opinión para dejar de oír la opinión que le presenta el
texto, sino que quien intenta comprender un texto dejará que el texto le diga
algo, que se comunique con él, es por esto que una conciencia hermenéutica debe
estar dispuesta a aceptar la alteridad presente en el texto.
Aunque Heidegger reconoce
que la comprensión del texto está determinada permanentemente por el movimiento
anticipatorio de la precomprensión, y es aquí donde se escribe la tarea de concreción de la
conciencia histórica, esto es, descubrir las propias prevenciones y prejuicios
y a partir de ello realizar la contracción desde una conciencia histórica, de
tal manera que sea posible detectar lo históricamente diferente y que debido a
esto la aplicación de métodos históricos no se limite meramente a una
confirmación de las propias hipótesis o anticipaciones del sujeto, sino que se
enfoque en esta actividad hermenéutica que tiene por tarea dar una
interpretación que capta con una precisión el sentido lo que se está expresando
en la obra (Gadamer, 1992, p. 67).
Pero Gadamer estimaba que
el sentido real del círculo entre el todo y la parte que subyace en toda
comprensión debía completarse con otra cosa que él mismo llamaría anticipo
de la compleción, el cual corresponde a un anticipo de sentido, ya sea que
provenga desde un prejuicio o desde un texto. El anticipo de la compleción, en
lo expresado por el autor, preside toda nuestra comprensión respaldado por un
contenido, esto quiere decir que no presupone solo una unidad de sentido
inmanente que orienta al lector, sino que la compresión del lector está guiada
constantemente por expectativas trascendentes que derivan de la relación que se
posee con la verdad del contenido.
También en esta obra se
puede apreciar como el problema de desenvolverse apropiadamente en el círculo
hermenéutico pasa necesariamente a través del reconocimiento de la historia de
la comprensión. Para esto, es necesario tener presente esta condición y
elaborarla convenientemente con lo que Gadamer ha llamado la tarea hermenéutica
de la “conciencia histórico-efectual”. Ante esto, este pensador alemán indica que
comprender es un fenómeno referido a la historia efectual y que ante ello se
podría demostrar que la lingüisticidad
propia de toda comprensión es lo que le allana el camino a la labor
hermenéutica, esto es porque el verdadero objeto histórico no es un objeto,
sino que corresponde a la unidad de lo uno y de lo otro, una relación en la que
se ven implicadas tanto la realidad de la historia como la realidad de la
comprensión histórica, ante lo cual se precisa que una hermenéutica correcta
deberá demostrar en la comprensión misma esta auténtica realidad de la historia
(Gadamer, 1992, p.70).
La tarea de este
planteamiento histórico de la hermenéutica consiste fundamentalmente en generar
una conciencia histórica que, ama y señora de su propia condición, no deje de
mirar su propia historicidad, es decir, una conciencia histórica que se sepa a
sí misma como histórica. Se trata de ingresar completamente en la unidad que
conforma, por un lado, el efecto de la tradición sobre el intérprete y, por el
otro, el efecto del intérprete sobre la tradición.
No obstante, si algo debe
extraerse como consecuencia del circulo hermenéutico es justamente que no hay
nada por fuera del circulo mismo. Esto se refiere a que, tanto quien comprende
como aquello que se comprende están superpuestos y vinculados en esta
circularidad de la comprensión. Por ello, quien comprende se ve rodeado en una
precompresión históricamente determinada y lo que es comprendido solo puede ser
comprensible desde la tradición. Por consiguiente, desenvolverse en el círculo
de la comprensión tiene directa relación con elaborar una situación
hermenéutica de familiaridad y a la vez de rareza en medio de la cual se debe
hallar el intérprete, lo cual consiste en poner en juego los prejuicios de lo
propio y lo ajeno, permitiendo que entren a participar en un horizonte de
carácter global para comprender lo que se dice desde un punto de vista objetivo
que lleve a una profundización de lo que se está diciendo. Por otro lado,
comprender la cosa misma no consiste en develar objetivamente un objeto
sustancial, sino en escuchar la manera en cómo la tradición se expresa ante
nosotros, ya que en el dialogo con ella, al prestar atención y finalmente, al
poder oír el lenguaje que habla, entra a formar parte de nuestro horizonte de
comprensión.
Referencias
Gadamer, Hans-Georg. (1992) Verdad y Método
II. Salamanca, España: Ediciones Sígueme. P. 63-70.
Muñoz, Diana. (2001). El
círculo de la comprensión: sobre la hermenéutica de Hans-Georg Gadamer.
Bogotá, Colombia: Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias
Humanas. ISSN Impreso: 1657-5083.
Gutiérrez, Carlos. (2000)
¿Círculo o dialogo? El comprender de Heidegger a Gadamer. Areté, Revista de
Filosofía. Vol. XII, N°1. P. 133-143.
González, Catalina.
(2012). Hermenéutica y retórica en Gadamer: el círculo de la comprensión y
la persuasión. Revista de Estudios Sociales N°44. Bogotá, Colombia. ISSN
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Arráez, Morella, et all.
(2006). La Hermenéutica: una actividad interpretativa. SAPIENS vol.7
no.2 Caracas, Colombia. ISSN: 1317-5815.
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