La búsqueda de la filosofía en cuanto a la universalidad




La filosofía se debe entender como el amor a la sabiduría, que en su inicio su finalidad era poder determinar las primeras causas y los primeros principios de las cosas. Aristóteles se refiere a la particularidad que fundamenta la realidad en su Metafísica[1], indicando que el hombre por naturaleza está constantemente buscando el conocimiento que le falta, y es posible para él saber todo, pero en la medida de lo posible.
“Por su parte, la experiencia se genera en los hombres a partir de la memoria: en efecto, una multitud de recuerdos del mismo asunto acaban por constituir la fuerza de una única experiencia.” (Aristóteles, P. 70, 980a).
La experiencia se ocasiona a través de la memoria, la cual genera recuerdos de experiencias semejantes y por eso se concibe el conocimiento. El intelecto, de este modo, construye las esencias de las cosas a través de los conceptos, los cuales son universales, y mediante del intelecto se construye la realidad. La realidad como tal también se instituye, en su caso, mediante la experiencia.
Ahora bien, la filosofía debe ser una ciencia apodíctica, que no debe ser explicada. Debe ser rigurosa y hacerse cargo de sus propios principios. Es por esto que la filosofía es ontología metafísica, y la ontología es, en rigor, “la ciencia del ser”, que designa la metafísica del ser, y el objeto de estudio de esta ciencia es lo universal (el ser).
Lo universal, para Aristóteles[2], es aquello que realmente abarca todo, y busca el saber de qué hace que las cosas sean. Su objeto de estudio es la totalidad, el ente o el ser. Es el estudio del “ente en cuanto ente”, lo que es en su condición de ser. La universalidad es lo propio de la filosofía, es la concepción cruza todo el pensamiento. Y aparece también entendida en el sujeto durante la Modernidad, en donde ocupa una noción absoluta.
La Ciencia de lo Universal se preocupa del fundamento de la realidad y por eso es ontología. Las otras ciencias trabajan con la realidad y tienen un ente determinado. La ontología hace referencia a las propiedades trascendentales del ser, y el ser es el encargado de reunir todas las cosas.
Descartes[3], en la Modernidad busca un principio que le permita fundamentar el conocimiento, el saber. Está en la búsqueda de un principio apodíctico, que no pueda ser refutado y da con el pensar. El sujeto es el que piensa y ahí aparece el problema de la subjetividad.
El pensar es la capacidad de configurar la realidad, y se puede pensar porque se tiene un contenido que pensar, en otras palabras, “pienso porque hay un ser que me da para pensar”. Descartes está saliendo del Mundo Medieval y entrando a la Modernidad, pero trae consigo atributos de la Edad Media, es por eso que se apoya en la metafísica divina. Se piensa acerca de la realidad debido a que Dios cedió esas categorías y a través de ellas se puede configurar el pensar o la realidad. Cabe destacar que ésta realidad es pura representación porque para Descartes no hay certeza.
Cuando se hace filosofía, se hace a partir de una noción que carece de contenido, es pura objetividad, pura forma. Se trata de pensar sin res-extensa, porque la Filosofía Europea trabaja con un sujeto sin realidad, y esto se denomina “la trascendentalidad”. El sujeto aquí se sabe en términos absolutos, sale de su realidad y se mira desde fuera.
La Modernidad es fundamental para lograr comprender porque las cosas funcionan de la manera en que funcionan. La objetividad tiene que ver con los fenómenos de la naturaleza, que se pueden reducir, pero el sujeto no puede ser objetivizado. Y aparece con este cambio de paradigma una nueva forma de acercarse a la realidad.
Kant asume, por su parte, que la realidad es (está ahí) y por otro lado está el sujeto, quien tiene un instrumento (la razón) para construir la realidad. La razón se convierte en un principio de acción, y le otorga dignidad al sujeto porque le permite trascender a la dimensión fenoménica. El individuo tiene además una voluntad que es capaz de seguir lo que la razón manda, y con ello se hace digno. Cabe destacar que es la razón quien le muestra opciones al sujeto, pero es la voluntad de su yo singular la que le permite tomar una decisión. En síntesis, ser libre para Kant es que la voluntad debe ser guiada por el mandato de la razón. y no está demás decir, por las leyes de la naturaleza.
Estas ciencias de la naturaleza fundadas en el método de la razón dejan fuera el fenómeno de la vida humana. El problema de esta estructuralizacion racional es cómo ese método que reduce a causa-efecto, y por lo tanto puede explicar la naturaleza, no se puede hacer cargo de eso que es plural, diverso y dinámico, como lo es la vida humana.
Cuando aparece la vida humana como algo que tiene que ser explicado, aparece la noción de lo fragmentado. El fragmento es la vida humana, porque no es absoluto. Pero cuando se habla de explicar la vida humana surge una contradicción porque la explicación es reducir un fenómeno a una causalidad de principios de carácter universal. Por eso los fenómenos son explicados, pero la vida humana tiene que ser comprendida.
Entonces se levanta este objeto de estudio y se pone sobre la mesa, y la tarea es comprender al hombre.  Y esto es lo que da origen a la distinción sobre las ciencias del espíritu y las ciencias de la naturaleza.
Según Dilthey[4], las “ciencias del espíritu” son aquellas que permiten la comprensión de la razón, “La exigencia de un fundamento que permite determinar todo conocimiento ya no constituye el problema del pensar, sino que, haciéndose cargo en alguna medida de indespensable mediación metódica exigida por Descartes, se tratará ahora de encontrar un “método”, pero que permita dar cuenta de un objeto absolutamente más complejo e indescomponible en “partes extra partes”: la vida humana.” (Díaz Saldés, 2006, P.208).
La hermenéutica surge como una ciencia que permita dar cuenta de esta diversidad presente en la vida humana, pero tiene que tener rigor, es decir, tiene que tener ciertas leyes para que pueda ser ciencia del espíritu. Y eso es lo complejo. Se trata de una comprensión que tiene que poner en juego hábitos, objetivos y situaciones. La hermenéutica trasciende el ámbito de la palabra, y se constituye en una forma fenoménica. Así pues, lo que la hermenéutica busca es la comprensión de la realidad, la comprensión de mundo que hay detrás de lo que se dice y que es expresada en el lenguaje y que, en definitiva, trata de llevar a la universalización la construcción de la conciencia. En suma, existen varios métodos filosóficos, y la hermenéutica es uno más de ellos, singular en su propia rama y riguroso en su búsqueda de la verdad.



[1] Aristóteles; Metafísica, Libro Primero (A), Editorial Gredos, S.A. Dirigida por Ángel González Álvarez, Biblioteca Hispánica de Filosofía. (1994) (P. 70).
[2] Aristóteles; Metafísica, Libro Primero (A), Editorial Gredos, S.A. Dirigida por Ángel González Álvarez, Biblioteca Hispánica de Filosofía. (1994) (P. 7-17).
[3] Díaz Saldés, Yasmín. En búsqueda de un método comprensivo. Philosophica (2006) (29 ed., p. 199-203)
[4] Díaz Saldés, Yasmín. En búsqueda de un método comprensivo. Philosophica. (2006) (29 ed. P.208)

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