¿Qué es eso llamado filosofía?


Por Catalina Núñez Saballa



Cuando se hace la pregunta ¿qué es la filosofía?, se está entrando de inmediato en un terreno filosófico, hablando entonces sobre la filosofía, y, por ende, se habla de ella desde fuera de la filosofía. Por lo tanto, es evidente que quedamos posicionados en un lugar por encima de la filosofía, en donde el objetivo de la pregunta es entrar en la filosofía en sí, detenernos en ella y comportarnos según su modo, esto es, filosofando. Por consiguiente, a partir del movimiento hacia el cual nos dirige esta pregunta debemos tener la seguridad de que nos desplazaremos dentro de la filosofía, de que daremos vueltas a su alrededor (Heidegger, 1960, p. 11).

Para comenzar a penetrar en la respuesta a esta interrogante, Heidegger nos cita una frase de André Gide, en la cual indica: “con hermosos sentimientos se hace mala la literatura”, y con ello se refiere también a la filosofía, y los sentimientos no pueden ser parte de la filosofía, ni siquiera los más bellos, ya que se dice que los sentimientos son parte de lo irracional. Y la filosofía no es más que algo racional, y aún más allá, la filosofía es administradora de la ratio. Si lo que pasa por ratio fue establecido única y exclusivamente por la filosofía y dentro de la marcha de su historia, entonces no es bueno dar por sentado que la filosofía es cosa de la ratio, puesto que quién intenta determinar la filosofía como irracional, toma con ello lo racional como norma de la delimitación, y a través de este modo presupone comprensible qué es la ratio.

Heidegger (1960, p. 13) intenta encontrar un camino mediante el cual se pueda determinar la pregunta de tal modo que sea merecedora de confianza y ante eso indica que el camino está inmediatamente frente a nosotros, y es solo por eso que es difícil hallarlo. Frente a esto, la palabra filosofía no debe ser empleada como un título gastado por el uso, sino que debe ser utilizada a partir de su origen. La palabra filosofía, en griego, determina un camino, el cual se encuentra por un lado frente a nosotros y por otro lado detrás de nosotros. Según lo dicho por el autor, esta palabra es un camino sobre el cual estamos, valga la redundancia, en camino. Sin embargo, este camino lo podemos conocer sólo de manera totalmente confusa Y además, sólo si poseemos y podemos difundir muchos conocimientos historizantes sobre la filosofía griega.

Pero una cosa es establecer y describir opiniones de los filósofos clásicos y otra muy distinta es discutir punto por punto con filósofos lo que se dijo, esto es, aquello de lo que dijeron. Por ende, si suponemos que los filósofos son interpelados por el ser del ente para que digan qué es el ente en tanto que es, entonces también nuestra conversación debe ser interpelada por el ser del ente. En definitiva, nosotros mismos debemos salir al encuentro de aquello hacia lo cual está en camino la filosofía.

La filosofía griega en su esencia, la cual ante todo fue la helenidad, y sólo ésta, es un reclamo para desenvolverse a sí misma. Pero esta esencia resultó dominada en la modernidad por representaciones cristianas. Sin embargo, la filosofía no se convirtió al cristianismo. Respecto a origen y a dominio de la ciencia, la filosofía es griega, occidental y al mismo tiempo europea.

Deleuze (1993, p. 9) pone en la mira el concepto de filosofía, y comienza indicando que no existe concepto alguno que sea simple, todo concepto posee componentes, y es justamente por ellos que se definen. Incluso el concepto en el cual se inicia la filosofía posee varios componentes, esto debido a que no resulta evidente que la filosofía tenga un inicio, y en el caso de que se lo determine, es preciso añadirle un punto de vista o una razón. Descartes, Hegel, Feuerbach no sólo comienzan por el mismo concepto, sino que ni siquiera tienen sólo el mismo concepto de inicio. Pero en la filosofía sólo se crean conceptos en función de los problemas que han sido mal vistos o mal planteados, lo cual pasa a ser una pedagogía del concepto.

Evidentemente, todo concepto tiene su historia, aunque esa historia zigzaguee o incluso llegue a discurrir por otros problemas o planos diversos. En un concepto hay trazos o componentes procedentes de otros conceptos, que responden a otros problemas y a otros planos. Pero aquí ha llegado la hora de plantearnos qué es la filosofía, cuya respuesta ya teníamos frente a nosotros y no ha variado.

La filosofía es el arte de formar, de inventar, de fabricar conceptos. Y estos conceptos necesitan personajes conceptuales que contribuyan a definirlos. Por ejemplo, amigo es un personaje de esa índole, del que se dice incluso que aboga por unos orígenes griegos de la filosofía. Las demás civilizaciones tenían sabios, pero los griegos presentan a estos amigos, que son meramente sabios, pero más modestos. Y al parecer son los griegos quienes ratifican la muerte del sabio y lo sustituyen por filósofos, los amigos de la sabiduría, aquellos que se encuentran en su búsqueda, pero no la poseen formalmente (Deleuze y Guattari, 1993, p. 11).

El filósofo es amigo del concepto, está en poder del concepto. Y el concepto remite en el filósofo como aquel que lo tiene en potencia, o que posee su poder o su competencia, ya que debe ser creado. Y la filosofía, con mayor rigor, consiste en el arte de crear conceptos siempre nuevos. Y no cabe objetar que la creación suele adscribirse más bien al ámbito de lo sensible y de las Artes, debido a lo mucho que el Arte contribuye a que existan entidades espirituales, por esto es que los conceptos filosóficos son también sensibilia. A decir verdad, las ciencias, las Artes, y la filosofía son igualmente creadoras, aunque corresponda únicamente a la filosofía la creación de conceptos en sentido estricto. Los conceptos no están hechos y acabados, como cuerpos celestes. No existe un firmamento donde los conceptos están esperando para ser usados, hay que inventarlos, fabricarlos o más bien crearlos, y no serían nada sin la firma de quienes los crean.

Nietzsche (1884, p. 215), determinó la tarea de la filosofía cuando escribió: “Los filósofos ya no deben darse por satisfechos con aceptar los conceptos que se les dan para limitarse a limpiarlos y a darles lustre, sino que tienen que empezar por fabricarlos, crearlos, plantearlos y convencer a los hombres de que recurran a ellos. Hasta ahora, en resumidas cuentas, cada cual confiaba en sus conceptos como una dote milagrosa procedente de algún mundo igual de milagroso”. Pero es preciso aquí sustituir la confianza por la desconfianza, dado que lo que más debe hacer el filósofo es desconfiar de los conceptos mientras no los haya creado él mismo. Bien sabía esto Platón, aunque en la práctica enseñase lo contrario, él afirmaba que era preciso contemplar las ideas, pero tuvo que crear antes el concepto de Idea.

La respuesta a la pregunta: ¿qué es eso de filosofía? Consiste en que nos encaminemos hacia donde la filosofía está en camino. Es decir, estamos recorriendo un camino hacia el ser del ente. Y por tal, es nuestro deber escuchar y obedecer órdenes que desde un principio la filosofía nos ha designado. Refiriéndonos en todo momento a la filosofía griega, sólo llegamos a la respuesta a esta pregunta en tanto que permanecemos en la conversación con aquello hacia lo cual la tradición transmitida de la filosofía nos entrega, y con ello, se encarga de ponernos en libertad (Heidegger, 1960, p. 42).

El camino hacia la respuesta de esta incógnita no tiene relación con una ruptura con la historia, no es una negación de la historia, sino que es una apropiación y transformación de lo que la tradición se ha encargado de transmitir. La respuesta a esta pregunta de qué es la filosofía tampoco la encontramos gracias a proposiciones historizantes acerca de definiciones de filosofía, aunque entender el concepto nos trae a un problema filosófico profundo y nos va aclarando el panorama, sino que se obtiene a través de la conversación con lo que por tradición nos ha transmitido como ser del ente (Heidegger, 1960, p. 42).

 

 

 

 

Referencias

Heidegger, Martin. 1960. ¿Qué es eso de filosofía? Traducción de Adolfo P. Carpio. Editorial Sur, Buenos Aires, Argentina. P. 9- 59.

Deleuze, Gilles y Guattari, Félix. 1993. ¿Qué es la filosofía? Traducción de Thomas Kauf. Editorial Anagrama. Barcelona, España. P. 11- 25

Nietzsche, Federico. 1884. Sobre el arte de la desconfianza. Póstumos. Oeuvres philosophiques, XI, Gallimard, págs. 215-216.

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