Las figuras míticas para pensar la relación entre el ser humano y la naturaleza

A lo largo de la historia se han ido determinado diversas relaciones y actitudes entre la tecnología y la naturaleza, respecto a esto, las acciones humanas que más destacan en su relación con la naturaleza han sido: el modo de transgresión o perfeccionamiento, el cual se emplea a fin de mejorar la naturaleza, ya que se le considera imperfecta o incompleta, y también puede ser reconocido el caso de una relación de dominio y control, el cual consiste en mejorar la condición humana a partir de la explotación de la naturaleza. Es posible vislumbrar esto en el mito de Prometeo, ya que aquí se encarna la posibilidad de una mejoría de la condición humana retratada a través de una hybris. Generalmente los mitos encarnan problemáticas de la actualidad del ser humano, y se caracterizan por poseer un carácter dinámico y vivo, puesto que se encuentran en continua recreación y profundamente integrados en una sociedad determinada. Es posible ver cómo es que una sociedad se piensa a sí misma con solo conocer sus mitos. En el caso de Prometeo, se simboliza la ambivalencia de la acción humana, por una parte, fuente de progreso, y por otra, de dolores, males y desgracias. Y es que Prometeo profanó terriblemente la especie humana al entregarles el fuego, este aspecto transgresor (hybris) le da un sentido antinatural a la técnica encarnada por el ser humano, puesto que el fuego es un don divino y el dominio del fuego en el ser humano es la encarnación de las artes, la técnica y los saberes, todo aquello que los dioses no querían o no tenían en mente entregar a los seres humanos. Prometeo recibe su castigo debido a las consecuencias que tuvo esta transgresión y la desmesura del orden establecido por la técnica o acción del hombre sobre la naturaleza, puesto que aquí no solo se transgredió la naturaleza humana, sino que el hombre al recibir el fuego comienza a transgredir y a profanar el orden de las cosas naturales establecidas. Otra manera de acercarnos al mito de Prometeo es a través de Shelley y Byron, quienes veían en él a un titán liberador que se rebeló contra el poder tiránico a fin de traer el progreso y un estado más natural a la humanidad. Pero la novela muestra que este Prometeo moderno, al seguir sus impulsos desmesurados (hybris) trae consigo solo desastre y la creación de una monstruosidad, apodado Frankenstein, en honor a su creador, el Doctor Víctor Frankenstein. Y es que esta novela se ha utilizado para expresar el peligro de los avances desmedidos de la ciencia y de la técnica, las cuales muchas veces son utilizadas de manera exagerada, rompiendo así las limitaciones existentes en el orden natural de las cosas. La relación entre el ser humano y la naturaleza busca el perfeccionamiento, de eso no cabe duda, llegando hasta un límite de transgresión de especies, intentando manipular todo lo que se encuentra a su alrededor, dándole a las cosas naturales un impulso, una forma de evolución, intentando mejorarlo todo, destruyendo el concepto de lo que se entiende por natural a su paso. Respecto a esto, se debe destacar el pensamiento poshumanista y el mejoramiento humano, que es un movimiento cultural tecno-futurista, de carácter un poco utópico e ideológico que postula la autotransformación de la especie humana, mientras que el mejoramiento humano constituye una nueva meta de la medicina, más allá de la tradicional de curar enfermedades y cuidar la salud. En la modernidad el concepto de naturaleza humana suele cuestionarse como un oxímoron en la antropología filosófica y según palabras de Rousseau: “la naturaleza humana es no tener naturaleza”, sin embargo, en la era bioética se modifica el concepto de naturaleza humana, su estatus moral y su valía normativa. Para comenzar, la naturaleza de la naturaleza humana es hoy la cuestión descriptiva del ser del hombre como conjunto de características que son comunes a todos los seres humanos y las distinciones que algunos poseen sobre otras clases de seres. En un primer sentido el concepto de “natural” se determina por oposición al concepto de “artificial”, y con respecto a una naturaleza humana, ésta radicaría en el conjunto de características que tenemos como dadas, sin nuestra propia intervención, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, con los productos culturales, los cuales son fruto de nuestra intervención y actividad. Por otra parte, en la actualidad tenemos la inteligencia artificial, la cual ha evolucionado históricamente desde los ambientes computacionales de Tuning, hasta extensiones en robótica y sistemas expertos, como los postulados por Penrose en 1996, se ha transformado en un escenario tecnocientífico que bajo el marco básico de una disciplina transversal busca comprender, formar y replicar inteligencia y procesos cognitivos, involucrando variables matemáticas, lógicas y mecánicas, además de principios y desarrollos biológicos. En este aspecto, la IA involucra en su escenario la comprensión científica de los mecanismos que cimientan el pensamiento y la conducta humano-inteligente y su incorporación en las máquinas. Estos mecanismos en los cuales se basa la inteligencia artificial, llegan a un momento en el cual es posible identificar un punto de correlación frente a lo que se entiende por transhumanismo, ya que ambos convergen en concepciones referenciales, tales como, vida, información, conocimiento y simplicidad. Múltiples trabajos se han desarrollado respecto a la inteligencia artificial, los cuales han permitido categorizarlas bajo 4 enfoques: sistemas que piensan como humanos, sistemas que piensan racionalmente, sistemas que actúan como humanos, y finalmente, sistemas que actúan racionalmente. Uno de los grandes problemas que emergen a nivel bioético relacionado al uso, creación y manipulación de la tecnología es que se ha observado que los aspectos biotecnológicos del transhumanismo proporcionan la extensión de facultades humanas, confluyendo entonces en parte de análisis para evaluar sus alcances respecto de su uso y ejecución (Villalba, 2016, p. 139). Pero, ¿qué es lo que lleva al hombre a transgredir todo lo que es considerado natural, y domesticarlo y manipularlo de manera tal, que una vez que ha terminado con ello, éste queda ya irreconocible? ¿hasta qué punto el ser humano podrá continuar con esta concepción que tiene de sí mismo de Dios creador y cirujano de todo cuanto hay, con este ardid para sentirnos respecto a la IA de la misma manera en que Prometeo se sintió al entregarnos el fuego? Actualmente los seres humanos estamos cambiando las bases biológicas de la especie humana y de otros seres vivos, todo esto sin la debida virtud de la prudencia y de la precaución, sin una valorización del medio, de lo que puede suceder a largo plazo y cuáles serán las consecuencias de dichas intervenciones, es entonces la tarea de la bioética sondear sobre cada una de dichas consecuencias, no basta con que las investigaciones biotecnológicas sean buenas para el ser humano, es necesario tener en cuenta una valorización que posea en sí muchas variables, entre ellas el respeto a toda la vida, además de la humana, respeto hacia la libertad, la justicia y la equidad, para que al momento de realizar ciertas intervenciones se tenga en cuenta además el impacto que esto puede generar en la ecología y en el ecosistema global. El ser humano transgrede lo natural, y ese es nuestro mito de Prometeo actual, pero aún sin castigo alguno. Una posible solución a está problemática es generar leyes básicas que limiten la libertad de la evolución de la IA, esto a fin de que no exista posibilidad alguna de que se generen consecuencias negativas hacia nosotros producto de estos avances tecno-futuristas, de manera que la IA no pase a ser, de ningún modo, un tipo de “Prometeo 2.0” respecto de algo otro, y con ello, pase a llevar lo “natural” de su propia naturaleza. Referencias • El mito de Prometeo (Iseult Gillispie, TED-Ed, 2017) https://bit.ly/3stLSjC • Todo lo que necesitas saber para leer Frankenstein (Iseult Gillispie, TED-Ed, 2017) https://bit.ly/3tvc8LU • García Gual, Prometeo, p. 209. • Esquilo, Prometeo Encadenado, vv. 106-113; vv. 226-254; vv. 266-271; vv. 442-514. • Shelley, M., Frankenstein o El moderno Prometeo, Cátedra, Madrid, 2012. • Mainetti, José Alberto. Enero, (2014). Bioética del poshumanismo y el mejoramiento humano. Revista Redbioética, UNESCO. Año 5, Vol. 1. No. 9. Pág. 33- 37. • Villalba, Jairo. (2016). Problemas bioéticos emergentes de la inteligencia artificial. Revista Diversitas: Perspectivas en Psicología, Universidad Santo Tomás. Bogotá, Colombia. Vol. 12. No. 1. P. 137-147.

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